La exposición presentada en la sala El Estado del Arte a finales de 2003 constaba de cinco piezas. Cuatro de ellas de nueva factura, las tituladas Zero-sum chess (Zero batuketako xakea / Ajedrez de suma cero), Artezketa (Rectificado), el vídeo titulado Play Black (Reproducir negro / Beltza egin) y, al fondo de la sala, la pintura titulada The blackest painting ever (Historiako koadrorik beltzena / La pintura más negra de la historia). Producidas gracias a una ayuda del Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco (ayudas a la creación en artes plásticas, convocatoria de 2023).
La quinta pieza, Dolu kondentsadorea (Condensador de duelo / Grief condenser), una pequeña esfera de granito negro, perteneciente a la serie Resistencia al olvido, anterior en el tiempo pero de similar concepto. Se incluyó en la exposición con motivo de su reciente restauración.
Mi trabajo en este conjunto de piezas prorrogaba el emprendido en Resistencia al olvido. La búsqueda del negro absoluto, física y conceptualmente oscuro. Representación o presencia a su vez de una oscuridad total aunque visible. El negro platónico forzado a bajar a la tierra y rendir cuentas, demostrando su perfecta absorción de luz y de sombra, su carácter de mate total (del francés medieval mat, con significado de abatido o afligido).
Si la abstracción son los fondos de los cuadros elevados a la categoría de tema: ¿qué decir cuando el fondo es precisamente de color negro? El fondo, por ejemplo, del tenebrismo. Entonces la presencia del negro en el cuadro, la coexistencia de figura y fondo, la integración, la disolución implícita o explícita de las figuras al fondo negro, no representa otra cosa que la cercanía o inminencia de la muerte. Porque, por un lado, el fondo no es sino el límite de la intuición sensible, el tope con el que se encuentra, a distancia, la percepción. Y, por otro, el color negro es la representación más plausible de la nada, del cese de la conciencia.
El negro. Recurso clave de algunos grandes pintores en la historia del arte: Caravaggio, Ribalta, Ribera, Zurbarán, Rembrandt, Velázquez, Goya, Georges de la Tour. Tan solo algunos ejemplos: ventanas al negro en los bodegones de Sánchez Cotán, fondo negro para el rostro de la virgen dolorosa de Murillo y para el cordero de Dios de Zurbarán, el negro fondo de la vieja alimentando a la muerte de las pinturas negras de Goya, el negro por el que se desliza la vida de Marat, el revolucionario, en el célebre cuadro de Jacques-Louis David, el negro de la noche de Whistler, el negro del cuadrado negro de Malevich, el negro o los negros, mejor dicho, de las black paintings de Ad Reinhardt, el negro de las pinturas negras de Rauschenberg y de Manuel Millares, el de las pinturas de la Rothko Chapel, el negro en plural de las pinturas de Pierre Soulages, gran especialista en la materia, el de las esculturas negras de Tony Smith y el de las negras formas cóncavas o convexas de Anish Kapoor, propietario de los derechos de uso artístico del negro más negro jamás creado, Vantablack. El culto color negro y el color negro de culto. El negro, en definitiva, del arte.
Naturalezas hipermuertas. Figuras fatalmente ausentes. Paisajes exoesféricos.
Rubén Díaz de Corcuera 